Con el tiempo, su hogar se fue convirtiendo en un verdadero reino de gatos: las habitaciones de la casa y el enorme patio fueron ocupados por cientos de estos animalitos, que contaban con todas las comodidades para pasar allí momentos agradables.

Via youtube.com
Fue así que lo que en principio era una casa común y corriente, pasó a ser un santuario para felinos. Un hombre incluso donó un terreno contiguo para que el predio fuera mucho más grande y haya lugar para todos.

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Pero los gatos eran tantos, que Lynea no tuvo más opciones que mudarse a una pequeña casa de remolque al fondo del terreno, ya que ese es el único lugar donde puede descansar de tantos ronroneos y maullidos. Seguí leyendo más de esta historia a continuación.
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