Para evidenciar lo que estaba ocurriendo, una madre grabó en secreto todo el procedimiento de su hijo de tres años, que gritaba y se retorcía de dolor mientras Schneider le extraía los dientes. El dentista no usó anestesia con el niño y lo sujetaba a la silla con una especie de chaleco de fuerza. Una situación realmente horrible.

Via dailymail.co.uk
Pero por fortuna, las cosas llegaron a su fin para el malvado doctor. Gracias a la confesión de los niños, sus padres pudieron realizar una denuncia ante la justicia y ahora unas 50 familias esperan ver a este malvado hombre tras las rejas. Mientras la policía investiga el caso, gracias a la presión de los familiares Schneider renunció a su licencia y cerró el consultorio. ¡Ojalá esto nunca se vuelva a repetir!
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Fuente: Upsocl¿Ya estás registrado? Hacé click aquí.
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