En ese momento, Waralop tenía solo unas pocas monedas que ni siquiera le alcanzaban para comer algo. Y aunque ahora podía darse un buen desayuno con el dinero que encontró, su honestidad fue más fuerte y entregó la cartera a la policía, que rápidamente contactó con el propietario.

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Se trataba de Niity Pongkriangyos, un joven empresario de 30 años dueño de una fábrica. El mismo quedó fascinado con el buen gesto del hombre sin hogar. “Si yo estuviera en su lugar, sería poco probable que devolviera la cartera”, admitió.

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