Después de meses depresión, fue su amigo Miguel Vera quien probó suerte reanimándolo con una invitación para el Campeonato Paraguayo de Cross Country, nada más y nada menos que para copilotar la nave junto a Miguel al volante. “Como sabía que yo tenía mucha experiencia decidió subirme a su lado; hicimos una prueba y acepté”, contó Beto.

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Y fue justamente ahí, en donde la sensación de velocidad lo devolvió a la vida, y sin importar que estuviera postrado en silla de ruedas, Beto solicitó su licencia deportiva para emprender una de las más admirables hazañas en el mundo del Rally. “Quería correr el Cross Country, pero es un poco caro y como no tenía recursos me tiré a lo que es el rally. Compré un Toyota Vitz y tuve que trabajar en los sistemas para poder manejar solamente con las manos”. Confesó el piloto.

Via Facebook / Beto Ramirez / extra.com.py

Las buenas noticias ahora copan la carrera de Beto, a quien concedieron el permiso deportivo, un hecho sin precedentes en el deporte motor paraguayo. Y para afianzarse aún más en el deseo de competir, fue invitado a copilotar junto a otro bravo que siempre representa bien al país dentro de rally raid, su tocayo Beto Recalde.

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Como mencionábamos, las buenas noticias no dejan de llegar, y ahora, después de varios meses de adecuación junto a su hermano Federico Ramírez y trabajadores del taller, su máquina está lista para cumplir sus sueños y romper el cronómetro en el Campeonato Nacional de Rally. En el siguiente video, mirá cómo quedó su nave por dentro:

Un bravísimo ejemplo de superación personal que puede enseñarnos a todos que no está vencido quien pelea. Así corre durante las pruebas