Graciela Santos tiene 28 años y un gran amor por la navegación. Su padre, quien se desempeña como maquinista en la Marina Mercante, le inculcó el amor por los barcos desde que era muy pequeña. Es por eso que cuando cumplió 21 viajó para estudiar en la escuela náutica de Uruguay, donde realizó un curso de Patrón de Cabotaje y se recibió de oficial fluvial.

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Luego de pasar varios años lejos de su familia y perdiéndose de acontecimientos muy importantes, regresó a nuestro país con la ilusión de trabajar en su profesión. Sin embargo, la Prefectura Naval le puso mil trabas a la hora de homologar su título, solamente por ser mujer. «Dijeron que no nos iban a aceptar a las mujeres porque no servíamos para nada», recordó la profesional.

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Pero lejos de renunciar a su sueño, Graciela continuó luchando y consiguió que reconozcan su capacidad. Aunque su pedido de homologación sigue sin resolverse, sí se convirtió en la primera mujer marino del Paraguay. «Soy la primera mujer en cubierta a la que le otorgaron la libreta de navegación», destacó muy orgullosa.

«Amo esta profesión. Trabajo en una empresa naviera y mi proyecto es embarcar en la misma empresa. Vengo de una familia navegante y siempre quise ser como mi padre», expresó. Cabe destacar que el título obtenido en Uruguay le habilita a navegar hasta 50 millas náuticas de la costa en el mar. Sin embargo, ella desea trabajar empezando de cero, así puede ganar experiencia para convertirse en capitán y una gran líder. ¿Qué te parece esta inspiradora historia?