Jerika nació como cualquier bebé normal y gozaba de buena salud. Pero a los ocho años le diagnosticaron Atrofia Muscular Espinal Tipo 2.
Esta enfermedad le causa un intenso dolor que de a poco la va debilitando, y además le produce la pérdida del control de sus músculos. Jerika solo puede mover algunas partes de la cara y las manos.
Pese a tener tan solo 14 años, ya pasó por 38 cirugías para mejorar su calidad de vida, pero sin mayores resultados. Es por eso que tomó una decisión que sorprendió a todos sus seres queridos.
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