Sam Kanizay tiene 16 años, y un día como cualquier otro decidió ir a refrescarse a la playa de Dendy Street, en Brighton. Después de un divertido partido de fútbol, disfrutó las cálidas aguas del mar sin saber que algo terrible iba a sucederle. Al salir, se dio cuenta que sus pies y piernas sangraban sin parar y estaba repleto de heridas.

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Cuando lo vieron, sus familiares quedaron conmocionados y sospecharon que podía tratarse de alguna extraña criatura marina que quería comérselo vivo: «Comían la piel de Sam y lo hicieron sangrar abundantemente», dijo el padre del chico, Jarrod Kanizay.

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