Si bien Ardi dejó el tabaco, un nuevo vicio entró a su vida: la comida chatarra. El niño subió de peso considerablemente y pasó por una etapa de rehabilitación muy dura.

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Durante ese tiempo los doctores aconsejaron a la mamá del niño que lo mantuviera ocupado con diferentes juegos, así alejaba de su mente la idea de fumar y de comer.

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“Muchas personas le ofrecen cigarrillos, pero Ardi dice no”, comentó su mamá. “Ardi dice que quiere a su terapeuta y estaría muy triste si él empezara a fumar y a hacerse daño otra vez”.

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Finalmente, el poder de voluntad y el amor de su familia pudieron contra todos los males. Increíblemente, Ardi abandonó el cigarro y la comida basura. En la actualidad ya es un jovencito saludable que vive como cualquier otro muchacho de su edad. ¡Un gran ejemplo de vida y superación!