Pronto el cuerpo del pequeño comenzó a deteriorarse y los médicos no entendían cuál era la causa. Tras varios años, finalmente en 1992 le diagnosticaron «estado avanzado de SIDA» y nadie creía que pueda sobrevivir más que unos meses, por lo que fue enviado a casa a morir. Pero contra todo pronóstico, pudo reponerse y 24 años después sigue dando pelea a su enfermedad. «Tenía la esperanza de que moriría y así no tendría que pagar la manutención», explica el joven en referencia a su padre.

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Con el tiempo, Brryan fue reconstruyendo su historia y ahora se enfrenta en un juzgando al hombre que intentó matarlo. En su defensa, él alega que sufrió estrés postraumático después de su periodo en Arabia Saudita. Pero el joven no le cree, ya que asegura que sirvió en las reservas navales y nunca fue a combatir. «No se limitó a tratar de matarme, cambió mi vida para siempre. Fue el responsable de la intimidación, fue responsable de todos los años en un hospital. Él es la razón que tengo que ser tan consciente de mi salud y de lo que hago». La lucha de Brryan seguirá adelante y solo espera que aquel descorazonado hombre pague su culpa en la cárcel.

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