Es normal que con el paso de los meses o los años en una relación, las cosas ya no nos parezcan tan bonitas como al principio. Aparecen las primeras diferencias, los detalles que nos incomodan, y es casi imposible evitar algunos roces con nuestra media naranja.

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Muchas veces preferimos callar para evitar peleas que “no solucionan nada”, o por el contrario, expresamos todo lo que nos molesta sin pelos en la lengua. Pues bien, al parecer esta última opción es la mejor para mantener una relación saludable, según un estudio de la Universidad de Michigan.

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