En los tiempos que corren, cada vez es más difícil creer en cosas tan bonitas como el amor a primera vista, el destino y los finales felices. Sin embargo, la vida nos sorprende con hermosas historias como la que vas a leer a continuación, que nos dan la esperanza de que aún podemos creer en el amor verdadero.

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Justin y Amy se conocieron cuando eran niños en el jardín de infantes. Desde el primer día estos pequeños amigos fueron inseparables y compartían divertidos momentos de juegos. Pero como suele pasar, crecieron, cada uno tomó un camino diferente y ya no se volvieron a ver.

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