Como cada segundo domingo del mes de octubre, en la ciudad de Itaguá se celebro el Día Nacional del Ñandutí con un gran festejo. Este año no faltaron el tradicional desfile de carrozas y la elección de Miss Ñandutí, que tuvo como ganadora a la señorita Niz Magdalena Santacruz Páez.
Sin embargo, quienes más llamaron la atención fueron otras ‘reinas’ que se llevaron todos los aplausos en un merecido homenaje. Se trata de cinco artesanas; Tomasa Coronel, Clara Meza, Cándida Ramírez, Estéfana Benegas y Basiliza Florentín, quienes recibieron un reconocimiento especial por su larga trayectoria y el amor sienten por el ñanduti.

Via extra.com.py
Estefana Benegas tiene 67 años y todos la conocen como Ña Ete. Ella comentó que aprendió a bordar a los 7 años y desde entonces nunca abandonó el oficio. Ella fue la encargada de hacer la terminación del vestido que usó la primera dama Silvana López Moreira, el pasado 15 de agosto en la Asunción Presidencial.
“Hacer el ñandutí es mi pasión”, expresó la tejedora. “Estoy muy orgullosa de ser una de las distinguidas tejedoras y una de las pocas que sabe hacer las terminaciones, pero esto también me preocupa, ya que algún día debo dejar y no hay reemplazante. Por eso me gustaría que las autoridades se preocupen también y puedan abrir una escuela de ñandutí donde se enseñe desde el tejido hasta la culminación”, solicitó Ña Ete.
Por su parte, Cándida Ramírez,de 78 años, relató que aprendió a tejer desde los 6 años y desde entonces siguió firme bordando el bello ñanduti. La abuelita pidió que se valore más el trabajo de las artesanas. “Un mbeju’i las tejedoras venden a G. 20.000 a las casas mientras que los comerciantes lo revenden a G. 50.000. Al final no se valora el trabajo que conlleva realizar”, reclamó la artesana, quien además explicó que un solo mbeju’i lleva dos días de trabajo.
Asimismo, Marta Palacios de Martínez contó que a los 13 años aprendió a tejer gracias su abuela. “Recuerdo que era muy jovencita y casi no prestaba atención a lo que decía mi abuela, entonces ella con la aguja con que bordábamos me hincaba para concentrarnos y terminar el trabajo. Mi primer tejido fue el mbeju’i”, contó la doña. Ña Marta no se dedica a vender sus trabajos, pero alegra su hogar con adornos de ñanduti e incluso enseñó a bordar a sus hijos. ¿Qué opinás de este merecido homenaje a las artesanas de Itaguá?
Fuente: extra.com.py¿Ya estás registrado? Hacé click aquí.
- Acceso completo a todas las publicaciones del día, sin restricciones.
- Información al instante, de todas las novedades, primicias y las historias más compartidas.
- Además, accedés a videos, fotos y artículos de todo lo publicado anteriormente en el portal.
(*) Gratis por 7 días.