José Maqueda tiene 32 años y es uno de los trabajadores que lleva el sustento a su casa gracias a la cantera. Además de picar piedras con fuerza, él consigue algunos trabajos “extra” que lo ayudan a solventar sus gastos. “Cuando vienen de noche a la cantera o quieren acampar en el Cerro Hû, nos contratan para hacerles de guía y seguridad, ya que conocemos el sitio. Hace unos días nomás me quedé en el cerro con un grupo un día entero, me pagaron 300 mil guaraníes. Es que ellos tienen miedo de los Póra”, aseguró.

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“Aquí Póra a bulto hay. Sí o sí luego se escucha llantos de bebé. Ruidos de almas en pena. No hay que tener miedo de ellos, ese es el secreto. Yo varias veces tuve experiencia de ese tipo. Para mí ya es normal”, expresó el trabajador y flamante “guardia de seguridad”.

Por su parte, don Silvestre Fariña, de 68 años, se levanta todos los días a las 4 de la mañana y camina más de 3 kilómetros para llegar a la cantera. El trabajador lleva esta rutina desde hace más de 20 años y es el más antiguo de la zona. “Esto es un arte, no es para cualquiera. Es un trabajo peligroso, einupãkuaa va’erã. Tuve muchos compañeros que perdieron el ojo porque los trozos de piedras impactaron en ellos”, manifestó.

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Pese al sacrificio diario, el trabajo de “picapiedra” les permite a estos padres de familia llevar el alimento a su hogar, por lo que se sienten muy orgullosos. “Con esta profesión supe sacar adelante a mis seis hijos, que hoy son todos profesionales”, comentó Fariña.

Pero, ¿cuál es el secreto para tener tanta fuerza en este complicado trabajo? Según explicó don Silvestre, es fundamental alimentarse bien para no perder las energías. “Hay que comer bien. Leche, bife con huevo sí o sí, eso te mantiene con pila”, explicó. ¿Qué opinás de estos incansables trabajadores?