La mejor manera que el pastor M´Byiaa encontró para evitar el contacto con el suelo se trata en usar a los niños del público como si fueran alfombras o sillones. Mientras que para estos supuestos afortunados es un honor servir a un santo, para el resto del mundo se trata de un acto de lo más despectivo contra otro ser humano.

Vía lasillarota

La incultura puede ser un poderoso aliado de los farsantes. Una frase que en el continente africano cobra importante veracidad ya que este no es un caso aislado, desafortunadamente. También en Zimbabue, el pastor Paul Sanyangore se hizo famoso por asegurar que poseía el ‘don’ de hablar con Dios por celular.

Otro caso más reciente llegó desde Tanzania, donde un pastor aseguraba poder volar, y para demostrarlo grabó un video. Sin embargo, al parecer nadie en su equipo se percató de burda forma con la que hicieron el material, revelando la trampa.

Como mención honorífica, podemos citar al predicador Lesego Daniel, quien además de imitar las costumbres de Douglas, agregó el salto sobre las espaldas de sus feligreses o inducirles a beber gasolina que¸ él mismo había transformado en jugo de frutas.

Esas informaciones han causado fuerte revuelo y generado duras críticas en las redes sociales. Aun así, muchos de estos supuestos ‘santos’ logran aprovecharse de la fe y la confianza de sus feligreses, amansando enormes fortunas a costa de sus seguidores.