Paraguaya se convierte en contratista de obras en Argentina

En el año 1991, Fátima Cabrera (51) decidió dejar su pueblito natal San Juan Potrero, distrito de San Ignacio Misiones, para buscar un futuro próspero en Argentina. Es así que se instaló en la ciudad de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, y allí comenzó una nueva historia de la que hoy se siente más que orgullosa. Por supuesto, el inicio de esta experiencia no fue fácil: Fátima trabajó como empleada doméstica, peluquera y hasta probó suerte con la alta costura. Sin embargo, ninguno de estos empleos le generaba el dinero suficiente para mantenerse.

Via cronica.com.py

Es así que cansada de la situación y con una bebé a quien alimentar, le pidió a su marido -de profesión pintor- que la llevara a las obras. “Hice que me llevara a las obras como ayudante, aprendí y al final le enseñaba cómo actuar para hacer mejor propaganda. Empecé a manejar el armado del presupuesto, porque a él le costaba la parte operativa. Hasta que pesó mucho la cargada de los amigos por llevar a la mujer al trabajo y no me quiso llevar más”, comentó la compatriota, quien pese a todo no se rindió y siguió persiguiendo sus sueños.

Un día, una llamada telefónica cambió su destino para siempre: se trataba de un hombre a quien hacía dos años le había pasado un presupuesto de obra. Aunque él había intentado negociar un monto más bajo, Fátima se negó y esperó que la suerte esté de su lado: “Cuando me pidió que le rebaje el precio no cedí, pero en el fondo lloraba por el miedo a perder ese trabajo porque en mi casa estábamos al borde del hambre. Pero al tercer día me llamaron para decirme que me daban el trabajo”, relató orgullosa.

Via cchc.cl

Desde ese día y luchando contra el machismo que domina el mundo de la construcción, esta valiente paraguaya se destaca como contratista de obras. “Desde el primer día no he parado de trabajar totalmente por mi cuenta. Mi mayor reto hasta hoy fue vencer el machismo, que no lo vencí, sino que le encontré la vuelta para lidiarla mejor”, expresó.

Y pese a que ya no vive en Paraguay, Fátima siempre regresa de visita y nunca olvida sus raíces. “Subo al colectivo, tren o subte, hablo en guaraní con los personales o familiares. Le enseñé a mi hija que nuestra cultura es lo más valioso que hay, no quiero perder nuestra esencia, siempre digo si los chinos, coreanos, ingleses o alemanes hablan sus idiomas en donde sea por qué nosotros tendríamos vergüenza o hacernos que no somos nosotros mismos”, comentó. ¿Qué opinás de esta motivadora historia?

Fuente: Cronica.com.py
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