“Escuché que la yegua tipo relinchaba, pero de dolor, como pidiendo ayuda. Entonces decidí ayudarla, puse por mis manos unas bolsas de hule y de obstetra pasé a ser veterinaria”, comentó emocionada la Licenciada Elisa Cabral.

Aunque reconoció que al principio tuvo un poco de miedo porque en lugar había otros cinco caballos, se dio cuenta de que los animales eran mansos y comenzó a preparar el parto. “La mamá ya estaba débil porque empujaba pero no podía expulsarlo y estaba así como 40 minutos”, mencionó la profesional.

Afortunadamente todo salió bien y tanto la yegua como su potrillo se fueron al día siguiente junto con los demás caballos. “Hasta ahora no sé de quiénes son los caballos, pero imagino que su dueño, al ver su ombligo, va a querer saber quién lo hizo. Pero me siento feliz de poder ayudarla, o si no, pudo hacer muerto”, manifestó la licenciada.

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