Héctor Ramírez tiene 42 años y desde hace 16 trabaja como bombero voluntario. Apagar incendios, asistir en accidentes de tránsito y ayudar a quienes más lo necesitan, es una pasión que este hombre fue cultivando con los años. Gracias a esta entrega constante y el servicio que brinda a la comunidad, se convirtió en el flamante capitán de su cuartel y es muy respetado por sus compañeros.

Via cronica.com.py

Pero si hay algo que llama la atención de su historia, es que pese a las dificultades nunca bajó los brazos: Héctor es no vidente y además padece sordera. No obstante, cumple con su trabajo de una forma admirable y sus colegas lo respetan muchísimo. “Una vez, en un partido de la Liga local, un arquero se golpeó mal. Tuvimos que ir de emergencia a socorrerlo. Había sido que tenía discapacidad auditiva y gracias a que Héctor estaba con nosotros lo pudimos asistir”. Recordó Marcelo Amarilla, compañero del capitán.

Las limitaciones físicas no fueron un problema para este valiente capitán, pues su amor por el voluntariado es mucho más fuerte: “Hace todo lo que hacemos todos. Es más, hay cosas que solo él hace. Últimamente en lo que más estamos trabajando es en incendios forestales. Y Héctor está ahí con nosotros. O si no, si toca asistir en un accidente de tránsito, siempre ayuda. Por decirte, no sabemos cómo hace, pero es el que se encarga de tranquilizar a las víctimas”, relató muy orgulloso Amarilla.

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Además de bombero, Héctor es un trabajador nato que conoce diferentes oficios: serigrafista, carpintero, plomero y hasta técnico de refigeración. Todas estas cualidades lo hace no solo un buen profesional, sino que además es una gran persona cuya historia es un gran ejemplo de superación, digno de admirar. ¿Qué te pareció esta emotiva experiencia de vida?