“Cuando vi el apartamento me puse furiosa. Esta mujer no tiene como defenderse o pedir ayuda. No tiene a nadie, ni las capacidades mentales para saber qué necesita. Lo bueno es que no haya sido algo más grande que no pudiésemos manejar, pero trae a la luz el tema de la salud mental y el aislamiento de los adultos mayores”, dijo Lucy Ashen al Daily Mail.

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Fue entonces que se puso manos a la obra. Pidió ayuda en internet para conseguir los insumos de limpieza necesarios, y con ayuda de su hija adolescente y otros voluntarios estuvo 60 horas haciendo de ese chiquero un verdadero hogar. Desde que limpiaron su casa, estas personas de buen corazón aseguran que la abuelita se comunica mucho mejor, cuenta historias y recuperó fuerzas para vivir feliz los últimos años de su vida. ¡Bien por ella!

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