Margarita ya es toda una profesional de la mecánica, y gracias a este oficio logra sacar adelante a su hija de cuatro años. Todos los días desde las 4:30, la trabajadora va rumbo al taller luego de dejar su pequeña en la guardería.

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Pero más allá de los sacrificios, esta joven realmente ama su trabajo, aunque muchas personas aún la miren raro por la vocación que eligió. Sin embargo esto no la intimida y la impulsa a seguir trabajando. “No me arrepiento para nada, si nazco de nuevo, volvería a trabajar de mecánica, no tengo dudas”, expresó.

Definitivamente necesitamos más chicas que se animen a hacer lo que les gusta sin importar los prejuicios, ¿te parece?

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