A medida que vamos creciendo y nos convertimos en adultos, la apariencia ocupa cada vez más lugar en nuestras vidas. Desafortunadamente ya no nos fijamos en los demás por su bondad o su forma de ser, sino que los juzgamos por cómo se ven por fuera.

Via wapa.pe
Los niños, sin embargo, conservan la inocencia de quienes ven a través del corazón y aún son capaces de brindar mucho amor a quienes los rodean, sin importar que tan lindos o feos puedan ser a los ojos de otras personas. La historia que vas a leer a continuación es un bello ejemplo.

Via medioambiente.org
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