Pero las cosas no mejoraron. Al poco tiempo su lengua creció unos 15 centímetros y salía de su boca. Cuatro meses después fue intervenida nuevamente para corregir la anomalía. Por fortuna, desde entonces la lengua de Paisley no ha vuelto a crecer y se mantiene en un tamaño regular. Como ya no ocupa tanto espacio en su boca, la pequeña ya puede sonreír, comer y ser una bebé feliz.

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Aunque debido a su condición es probable que necesite terapias para desarrollar su lenguaje, Paisley ya ha comenzado a decir sus primeras palabras y aprende rápidamente nuevas habilidades que antes le resultaban muy difíciles. ¡Todo ha mejorado para ella!

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