En los siguientes meses, Gabi siguió tirando accidentalmente numerosos trozos de comida cada vez que iba a merendar al campo. Los cuervos, que no eran tontos, iban a su encuentro para poder llevar las migajas.
Via youtube.com
Al darse cuenta, Gabi y su hermanito decidieron dejar siempre un bocado de su comida a la salida de la escuela para estos peculiares amiguitos. No pasó mucho tiempo para que los cuervos los esperaran siempre en la parada del autobús.
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Al ver que la tierna escena se repetía una y otra vez, la mamá de Gabi tuvo una excelente idea que encantó a los pequeños. Enteráte de qué se trata en la próxima página.
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