“Durante siglos, nuestra voluntad de reconocer las mentes en los no humanos ha sido vista como una especie de estupidez, una tendencia infantil hacia el antropomorfismo y la superstición, que los adultos educados han superado. Creo que esta visión es a la vez equivocada y desafortunada”, agrega Epley.

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A pesar de que tu mascota no va a contestarte, ahora ya sabés que no estás loco por conversar con ella y de hecho, es algo muy normal. Lo importante es que puedas expresar tus emociones, ¿y quién mejor que tu amigo de 4 patas para escucharte?

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