Las niñas recibieron un oso de peluche cada una, pero no se trataba de un juguete común y corriente. Al apretar sus patitas, escucharon una grabación con la voz de su abuelo Florencio. ¡Ellas no pudieron contener la emoción!
La tía Andrea tomó audios de varios videos familiares que tenía grabados en su celular y los puso en los peluches de sus sobrinas. Allí se escuchaban bromas que el hombre solía hacerles a sus nietas.
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