Victoria Escobar tiene 33 años, es docente y oriunda del departamento de San Pedro. Desde muy jovencita sintió pasión por el deporte y se convirtió en una gran futbolista. Durante los primeros tiempos incursionó en fútbol de salón, aunque su objetivo siempre estuvo en el campo grande. Debido a las dificultades para convertirse en jugadora profesional optó por convertirse en docente, pero nunca abandonó los botines y siguió adelante con las prácticas.

Fue así que se convirtió en jugadora del club Cerro Porteño de San Pedro, a pesar de que es olimpista. Posteriormente, gracias a su destreza con el balón fue convocada a jugar en la Liga General Aquino de Fútbol y más tarde en la Selección Rosarina (Villa del Rosario). Victoria estaba cumpliendo sus sueños, pero todo cambió cuando una inesperada enfermedad transformó su vida.

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Según relató, los primeros síntomas comenzaron durante una práctica con la Selección Rosarina de Deportes, cuando sintió que su seno derecho le quemaba. Tras una consulta médica, el doctor le recomendó que viajara a Asunción en busca de un especialista, ya que su situación no mostraba mejoras. “Me hablaron del cáncer y la quimioterapia y sentí que mis sueños estaban botados”, recordó Victoria.

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Sumergida en una profunda depresión, la sampedrana no le contó a nadie de su enfermedad y tampoco empezó el tratamiento hasta que le diagnosticaron metástasis en la columna. Pero se abrió ante ella una nueva luz de esperanza gracias a su pasión por el deporte.

Fue así que hace cinco meses decidió operarse las mamas con la esperanza de sanar y volver a chutar la pelota con todas sus fuerzas. “¿Doctora, voy a volver a jugar fútbol?”, fue lo primero que la jugadora preguntó tras la cirugía. “La doctora me dijo que debo esperar que mis huesos se fortalezcan. Volver a la cancha es mi esperanza para luchar contra esto”, señaló Victoria. ¿Qué opinás de esta emotiva historia?