“Sé que no podré volver a competir nunca más, pues he deshonrado a mi pueblo y avergonzado a mi líder, estoy seguro que al regresar a mi país el líder supremo dará la orden a su guardia personal para asesinarme. No le temo a la muerte, estoy convencido que es la única forma de pagar mi gratitud”, es lo que sostuvo el atleta que puso en vilo a la prensa mundial.

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Aunque no hay una certeza de que la ejecución se lleve a cabo, Om – Yun pidió disculpas al líder de Corea del Norte: “Kim Jong-Il siempre será inspiración y siento no haber sido capaz de recompensarle con una medalla de oro. No creo que pueda ser un héroe para mi pueblo con una medalla de plata”. Solo esperemos que se conserve el espíritu deportivo de los Juegos Olímpicos y que nada malo le suceda a este valioso atleta.

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