Cuando la familia Brown tomó a Michael en custodia, el niño ya había pasado por tres hogares diferentes. Pese a que aún era muy chiquito, nunca había tenido padres que lo cuiden o hermanos que lo consientan. Él solo necesitaba una familia definitiva que por fin le brindara afecto incondicional.

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Pronto los Brown quedaron encantados con él, sobre todo sus hermanas adolescentes llamadas Dezhianna y Jordae. Todo marchaba bien, sin embargo, los trámites de adopción se hacían eternos y la familia tuvo que esperar mucho tiempo para hacer su sueño realidad.

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