“Nunca imaginé, mientras me iba a dormir esa noche, que todo mi mundo se rompería en cuestión de horas. Aún recuerdo a mi suegra despertándome esa mañana. Austin tuvo un accidente”, confesaba Brianna.

Via Endres Photography

“Después de dos horas de viaje hasta el hospital, me enteré que mi esposo, el padre de mi hijo, la persona de quien estoy tan profundamente enamorada, había tenido una hemorragia cerebral”. Los doctores concluyeron que el horrible suceso se debió a su reciente consumo excesivo de bebidas energéticas (hábito que había adquirido cuando comenzó a trabajar más horas y viajar diariamente). Luego se vinieron horas interminables de cirugías, apoplejías, convulsiones, inflamaciones, sin mencionar que el aspecto de Austin en ese momento sólo se podría comparar con la de alguna película.

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Tanto Brianna, como los padres de Austin, rompieron en llanto y se aferraban entre sí, esperando que la vida que crearon juntos despierte. Luego de dos semanas de vivir en un hospital, y ante la duda de si sobreviviría o se los quitarían, volvieron a la casa ya que llegó el momento de recibir al bebé. Aún con el estrés de lidiar con la recuperación de su esposo, Brianna se enfrentó con valentía a la monumental tarea de dar a luz a su primer hijo. “No le voy a mentir a nadie, fue tan difícil. Había planeado que Austin fuera parte de este gran momento. Estar a mi lado. Sosteniendo mi mano. Estar allí para cortar el cordón… Lloré mientas miraba a mi hijo que se parecía a su papá”.

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Pero un hermoso milagro sucedió. Austin despertó el mismo día que nació su hijo. Brianna tuvo que dejar al bebé con sus suegros y finalmente, poco más de dos meses, el hijo que tuvieron juntos conoció a su padre. Ese día el corazón de Brianna recuperó parte de su felicidad, y un tiempo después, pudieron estar juntos los tres; eso sí, recibiendo centenares de visitas médicas.

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“Me levanto todos los días para cuidar de nuestro hermoso hijo y mi esposo. Preparo las comidas, realizo fisioterapia, terapia del habla y ocupacional. Lo ayudo a caminar, a limpiarse. Lo ayudo en todos los aspectos de la vida. No es el mismo hombre del que me enamoré, pero sigo cayendo cada día más. Estamos luchando para ayudarlo a recuperarse. Un día llegaremos allí, hasta entonces nunca me rendiré con él. Porque el amor es desinteresado, y lo amo más que la vida misma”, concluía.