Afortunadamente, ni la marihuana ni el chocolate le trajeron mayores problemas, y luego de un rápido tratamiento pudo volver sano y salvo a su casa. Pero mientras el efecto de la galleta estuvo en su cuerpito no la pasó muy bien. “En general siempre es un perro muy feliz, pero definitivamente esta marihuana era de las que te da paranoia. Además de ser incapaz de mantenerse en pie, estaba muy inquieto y asustado. Pobrecito”.

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“Lo tuvieron allí unas diez horas. Le indujeron el vómito y le dieron de comer una especie de carbón para que le ayudase a absorber el resto. Para cuando volvimos a casa ya estaba bastante normal. Estamos muy contentos de que Peanut esté bien y esperamos que diga no a las drogas en el futuro». Ahora ya sabés que los dulces no son buenos para los perros, mucho menos los que tienen ingredientes “especiales”.

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