Infanticidio. Si un niño nacía muy débil o con pocas habilidades para la lucha, simplemente era abandonado a la intemperie y moría, ya que tener un hijo con esas características estaba muy mal visto. Además, se cree que cuando los vikingos sentían que perdían conexión con sus dioses, sacrificaban a los más pequeños como homenaje a Odín. Algunos restos arqueológicos encontrados en la actual Dinamarca respaldan esta teoría.

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El Águila de Sangre. Si un personaje de la nobleza vikinga cometía algún delito, se le tenía reservada la peor de las muertes. En primer lugar, se tallaba sobre la espalda del prisionero un águila con las alas desplegadas utilizando una herramienta filosa. Luego se le rompían las costillas, era despellejado y se frotaba su cuerpo con sal para aumentar el dolor.

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