Hongos asesinos. Los vikingos sembraban temor a su paso porque eran extremadamente violentos y capaces de cometer las peores atrocidades. Se cree que para conseguir su fuerza extraordinaria consumían hongos alucinógenos que les disparaban la adrenalina al momento de luchar. Gracias a ese incontrolable frenesí se volvían casi invencibles.
Via thevalkyriesvigil.com
La sopa de la muerte. Las mujeres vikingas desarrollaron una gran habilidad para curar las heridas de los guerreros, pero si un hombre estaba malherido no sentían ni la más mínima compasión por su salud. Si alguien era lastimado en batalla, preparaban un caldo según una receta especial y se lo daban de deber. Luego olían sus heridas y si sentían el aroma del caldo, consideraban que ya no se podría recuperar y lo abandonaban a su suerte.
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