La historia de “A la orilla del Sena” (1879) de Renoir, es reamente impactante. Una mujer estadounidense la compró por 7 dólares solo porque le parecía una pintura bonita, ya que no tenía idea de que se trataba de una obra tan importante y que además estaba valuada en 10.000 dólares. Pero desafortunadamente el cuadro había sido robado en 1951 y las autoridades estaban tras él hacía mucho tiempo. Luego de tener problemas hasta con el FBI, la mujer tuvo que devolverlo al Museo Renoir. Ni siquiera le reembolsaron los 7 dólares que había gastado en él.

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“El magistrado de Bruselas” (1634) de Van Dyck tuvo una historia de película. El cuadro pertenece a quien en su momento fue el pintor más importante de Inglaterra, por retratar a la nobleza. Se vendió por nada más que 700 dólares a un sacerdote aficionado al arte; el religioso lo adquirió pensando que se trataba de una imitación. Años después, la pieza estaba en una pequeña exposición donde la presentadora del programa de la BBC “Fake or Fortune” la reconoció como original. Actualmente vale miles de dólares, y por fortuna su ex dueño recibió una recompensa por él.

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