Miguel F. es oriundo de Lima, Perú, y tiene 24 años. Como muchos de sus compatriotas, el muchacho está muy feliz de que tras 36 años, la selección de su país nuevamente disputará la Copa del Mundo. Emocionado por este evento tan importante, decidió viajar a Rusia para alentar con cuerpo y alma a su querida Blanquirroja.

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Sin embargo, a la hora de conseguir un vuelo que lo lleve a Rusia, Miguel se vio en problemas: «Las entradas se acabaron enseguida, y yo no podía quedarme afuera del Mundial. Soy más fanático de Perú que de mi equipo, Universitario. Fui a todos los partidos de las Eliminatorias, incluso cuando sólo éramos 20 mil, ante Ecuador. Así que me había jurado venir a Rusia», relató el hincha.

Fue entonces que Miguel recurrió a su última chance para viajar al mundial: engordó 25 kilos en tres meses para que puedan venderle un boleto como discapacitado. «Lo único que quedaban en la web de la FIFA eran entradas para discapacitados. Me fijé cuáles eran los requisitos para comprarlas: estar en sillas de ruedas, algo específico para mujeres y sufrir de obesidad mórbida, 35 de IMC, el índice de masa corporal. Me fijé la mía, estaba en 30 e hice cuentas. Debía subir 25 kilos», explicó en diálogo con la agencia de noticias DPA.

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«Primero compré las entradas y después empecé a engordar. Comía de todo, muchos hidratos de carbono. Tenía tres meses para presentar el certificado médico de obesidad corporal. Por suerte pude cumplirlo y la FIFA lo aceptó», explicó el fanático. Y aunque su madre le reclama que está “dejando de lado su salud”, Miguel asegura que nada dos kilómetros diarios para compensar la gran cantidad de comida que ingiere para engordar.

Miguel ya cumplió con su objetivo y ahora espera impaciente el debut de Perú ante Dinamarca el próximo sábado 16 de junio. “Por las dudas seguí comiendo, no sea cosa que no me dejen pasar», agregó entre risas. ¿Qué opinas?