Por supuesto, los jóvenes pensaron en todas las cosas que podían comprar con ese dinero y estaban realmente entusiasmados. ¡Tuvieron una suerte increíble! Pero repentinamente todo cambió cuando vieron que en uno de los paquetes estaba marcado el nombre de una mujer.

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Los amigos no sabían qué hacer ya que era todo un dilema moral: podían quedarse con el dinero y gastarlo en cuanto quisieran, o bien, buscar a la persona cuyo nombre estaba escrito en el paquete. Ante la duda decidieron consultar con sus padres, quienes les aconsejaron que lo mejor sería buscar al dueño original de aquella pequeña fortuna.

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