La noble tarea de Mark comenzó en el año 2012, cuando viajó a Filipinas para visitar a su familia. Allí compró una silla de peluquería para cortar el cabello gratis a los niños de las familias más humildes. “Este sentimiento fue tan fascinante que decidí llevar esa energía positiva de vuelta a Nueva York”, comentó.
Via instagram.com/markbustos
Mark sueña con que esta iniciativa se extienda a todo tipo de personas, para que cada vez sean más los que aporten su granito de arena para cambiar la sociedad en la que vivimos. “Existe un motivo por el cual les corto el cabello afuera, no en mi salón. Quiero que todo el mundo que pase de largo pueda inspirarse para hacer actos de bondad. Lo hago a través de lo que sé hacer, ellos pueden crear bondad de otra forma. Incluso un sonrisa sencilla puede cambiar mucho», asegura Mark Bastos.
¡Su trabajo es realmente admirable!
Via instagram.com/markbustos
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