Cuando los europeos llegaron a la región mesoamericana, se sorprendieron al observar que los mexicas se limpiaban constantemente. Los nativos lavaban sus dientes, barrían las calles y trataban sus desechos; algo totalmente impensado para los conquistadores del viejo continente que vivían, literalmente, entre la podredumbre de sus ciudades, sus casas y sus propios cuerpos.

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Al ver tanta pulcritud los europeos incluso sintieron temor, ya que según sus creencias, ser “muy limpio” podría traer nefastas consecuencias y numerosas muertes en debido a las enfermedades.

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