José Adolfo Quisocala Condori tiene siete años y es de Arequipa, Perú. Su historia recorrió los medios de su país y también de la prensa internacional, ya que con menos de una década de vida se convirtió en un brillante empresario que promete ser aún más exitoso: dirige su propio banco con más de dos mil clientes activos.

Via peru21.pe

Se trata del Banco del Estudiante Bartselana, un novedoso proyecto que además de realizar planes de ahorro muy sencillos, también colabora con el cuidado del medio ambiente. Y si bien comenzó con tan solo 20 niños afiliados, la idea creció pasos agigantados y ahora son miles los niños y niñas que se sumaron a la genial iniciativa. “Al inicio, mis profesores pensaban que estaba loco o que un niño no podía emprender este tipo de proyectos. No entendían que nosotros no somos el futuro del país sino su presente. Por suerte, conté con el apoyo del director y de la auxiliar de mi aula. Tuve que soportar las bromas y el bullying de mis compañeros de clase por la labor que estaba realizando”, señaló el niño emprendedor.

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El proyecto inció cuando José Adolfo comenzó a notar que sus compañeritos de escuela gastaban su dinero en cosas innecesarias como golosinas o figuritas. Fue entonces que se propuso crear un sistema financiero que brinde la posibilidad de reciclar y ahorrar al mismo tiempo, de una forma bastante sencilla: la entidad bancaria recolecta residuos sólidos de sus clientes, los cuales son vendidos a una papelera, donde estos se transforman en papel higiénico. El dinero de la venta va directo a la cuenta del niño y solo puede ser utilizado cuando este cumple su meta de ahorro. Un detalle muy importante es que el retiro de este efectivo sólo puede realizarse por parte del cliente y no de sus padres.

La iniciativa fue tan exitosa que José Adolfo ya empezó a tener sus primeras reuniones de negocios. En los próximos días, el pequeño emprendedor se reunirá con ejecutivos del Banco de la Nación de Perú, para que el Banco del Estudiante Bartselana pueda llegar a todo el país andino. “No me intimida reunirme con ejecutivos de bancos para hablar de negocios. El trato siempre es cordial y, para ser sincero, me siento más cómodo con gente adulta porque entienden los proyectos que les estoy planteando”, aseguró este brillante muchachito. ¿Qué opinás de su novedoso proyecto?