Un nuevo estudio australiano demostró que existe una forma de que los niños coman verduras sin demasiados problemas y es mucho más sencilla de lo que podés creer: ¡todo se reduce simplemente a la forma en que se les sirve!
La investigación estuvo a cargo de expertos del Centro de Ciencias Sensoriales Avanzadas de la Universidad de Deakin. Los investigadores pusieron a prueba esta teoría en un grupo control de 72 niños en edad escolar. A cada uno se le dio una caja de 500 gramos de zanahorias peladas el primer día, y al día siguiente, la misma cantidad de zanahorias cortadas en cuadritos. En cada ocasión, los pequeños tenían solo 10 minutos para comer tanto de ese alimento como quisieran.
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