Siempre es agradable recibir un bonito regalo. Ya sea un pequeño detalle o algo más elaborado, a todos nos gusta que piensen en nosotros para obsequiarnos algo desde el corazón.

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Pero muchas personas se olvidan del verdadero valor de los presentes. No se trata solo de recibir objetos materiales sin ningún tipo de afecto; lo más importante es el cariño con que damos y recibimos cosas de los demás. La historia que vas a leer a continuación es un hermoso ejemplo de cómo el valor de un regalo no se mide por su precio, sino por el cariño con el que es entregado a aquellos que amamos.

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