No hay nada peor que comer por obligación algo que no nos gusta. Cuando éramos niños lo más normal era escuchar los retos de nuestras mamás durante el almuerzo, ya que nos forzaban a alimentarnos con insufribles verduras, ensaladas extrañas o comidas que no eran nuestras preferidas.

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Ahora entendemos que todo lo hacían por nuestro bien, sin embargo en esa época creíamos que era una tortura y solo pensábamos en deliciosas hamburguesas mientras tomábamos sopa. Pero al parecer, la guerra contra las comidas “feas” no es solo cosa de la infancia, y en Estados Unidos utilizan esa sensación desagradable para disciplinar a los criminales más violentos del país.

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