La escuela debe ser un lugar de paz y armonía, donde los niños asistan felices a compartir con los demás y aprender. Sin embargo, muchas veces puede ser un sitio hostil donde aquellos que “no encajan” sufren de maltrato o aislamiento por parte de otros niños.

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Ese es el caso de “Bo”, un niño autista de nueve años. Su mamá, llamada Leah Paske, sufre la angustia diaria de saber que su hijo pasa sus horas de escuela prácticamente solo y nadie se sienta a almorzar con él. Sin embargo, un gesto inesperado de un famoso deportista la tranquilizó y la emocionó hasta las lágrimas.

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