
Funcionarios. Foto: Regeneración.
Tras la denuncia de que los programas de bienestar no llegan a las comunidades alejadas en el norte de Sonora, funcionarios de la Secretaría de Bienestar tuvieron que recorrer a pie y sobre mulas los caminos que los pobladores transitan de forma cotidiana en busca de un médico, un trabajo, o para recoger una despensa del gobierno
14 horas de camino a pie y en mula, a 41 grados centígrados. Así lo documentaron los funcionarios federales en su visita a Bavícora, un pueblo sin camino, enclavado en la sierra de Álamos, Sonora, donde habita una comunidad de la etnia guarijío a la que nunca llegaban los programas gubernamentales.
Es la primera vez que funcionarios públicos visitan esta comunidad indígena en 40 años.
El pasado 22 de mayo, Pie de Página publicó que, además del abandono gubernamental y el aislamiento por décadas, la pandemia de Covid-19 agravaba el hambre que padecen los guarijíos.
Alfredo Hernández es uno de los dos funcionarios del gobierno federal que viajaron desde la Ciudad de México para ir a Bavícora. Tenían la encomienda de documentar las necesidades y las condiciones en que viven día a día estos indígenas.
En Bavícora viven 26 familias de la etnia Guarijío. Son 68 habitantes en 19 viviendas. Estos datos fueron recabados directamente por la Secretaría de Bienestar.
Se estima que en todo Sonora hay alrededor de 3.000 guarijíos dispersos en la sierra de Álamos. En total son 21 comunidades y de estas 16 son de difícil acceso, no hay caminos y ninguna autoridad llega ahí. También en el Valle del Mayo habitan guarijíos que se han tenido que desplazar en busca de trabajo, publicó Regeneración.
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