Quienes habitualmente viajan en bus para ir a trabajar o estudiar, saben lo difícil que es lidiar contra el tránsito caótico de la ciudad, sus embotellamientos en plena hora pico y, sobre todo, los nervios que eso provoca en las personas que van de aquí para allá muy ocupadas en sus asuntos.

Via abc.com.py

Desafortunadamente, con el tiempo esta situación fue empeorando y muchos ya no tienen paciencia ni para sonreír, por lo que terminan cansados, malhumorados y con pocas ganas de compartir un momento agradable con la gente. Sin embargo, en medio del trajín diario aún podemos encontrar personas maravillosas que sin esfuerzo nos contagian su buena onda y hasta son capaces de robarnos una sonrisa cuando menos lo esperamos.

Via telefuturo.com.py

El protagonista de esta historia es un bello ejemplo de que con respeto, alegría y amabilidad, este mundo puede ser un poquito mejor cada día. ¡Tenés que conocerlo!