Recorriendo la ruta que conecta las ciudades de Ypacaraí y Pirayú, es imposible no ver a lo lejos la imponente cantera donde a diario trabajan muchas familias de la zona. Allí, entre el fino polvo de las piedras, estos trabajadores incansables golpean una y otra vez las rocas hasta convertirlas en pequeños trozos que luego venden al costado del camino.

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De esta forma, los “picapiedras” llevan el pan de cada día a sus hogares. Sin embargo, no es el único oficio que poseen: debido a que la zona se llena de turistas que desean conocer los paisajes naturales, ellos se ofrecen como guías y también ofician de “protectores”, pues aseguran que en la zona hay presencias muy extrañas.

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Humildes, sacrificados y siempre dispuestos a trabajar, estos hombres cargan en sus hombros no solo la experiencia de años de trabajo; además, comparten anécdotas únicas que vale la pena conocer y compartir. ¡Podés conocerlas a continuación!