Ser docente no es un trabajo sencillo; para dedicarse a este noble oficio hay que tener vocación, pues es una tarea que requiere de mucha entrega y sacrificio. Para muchos “profes” de nuestro país, ir a trabajar todos los días se convierte en una batalla. Aun así, no hay nada que el amor por la enseñanza no pueda superar.

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Es por esa razón que nuestros héroes anónimos son capaces de viajar kilómetros enteros para llegar a sus escuelas y encontrarse con sus queridos alumnos. Para estos docentes nada es más importante que enseñar con esmero y cariño, formando a los niños y niñas para el futuro.

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La protagonista de esta historia es una maestra ejemplar que día tras día llega hasta una humilde escuelita atravesando las profundas aguas del río Paraguay. ¡Tenés que conocerla!