Correr en su ayuda demasiado pronto: si el pequeño tienen algún problema y lo socorremos demasiado pronto, vamos limitando su capacidad buscar solución a los conflictos. Con el tiempo, se va acostumbrando a tener alguien que siempre lo “salva” en las situaciones difíciles y no reconoce las consecuencias de sus actos. Cuando llegan a la edad adulta, se dan cuenta de que la realidad es muy diferente y allí no estarán mamá y papá para ayudarlo.
“Si eso ocurre, tus hijos podrían no ser aptos para la vida adulta”.

Via suhijo.com
Entusiasmarse muy pronto: en muchas familias y también en las escuelas, se implementa un sistema de estimulación por el cual “cada niño recibe su trofeo”. Aunque por mucho tiempo se pensó que era beneficioso, los psicólogos modernos demostraron que ese método tiene algunas consecuencias imprevistas. Luego de cierto tiempo, el niño comienza a creer que solo es especial para sus padres que lo llenan de elogios, y no para el resto de la gente que lo rodea. Así comienza a dudar de la objetividad y van generándose en él actitudes negativas.
“Con el tiempo, un niño así aprende a hacer trampa, exagerar y mentir para eludir alguna verdad incómoda, por eso no estará preparado para afrontar las dificultades en su vida de manera adecuada”.

Via freepik.es
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